8 viviendas, entre ellas una donde funciona un restaurante, resultaron afectadas por un vendaval producido en el corregimiento La Fortuna, en Barrancabermeja.

Trozos de tejas, madera, árboles arrancados de raíz y hasta láminas de zinc por las calles dibujaban el casi apocalíptico panorama que se vivió en la zona.

“Yo me encontraba en Barrancabermeja a la hora del vendaval, pero mi esposa me contó lo que pasó. Ella se encontraba con nuestro pequeño hijo. Me llamó a decirme que se había presentado una ventisca tremenda, acompañada de una tormenta eléctrica, nunca antes vista en La Fortuna. Angustiada me dijo que la brisa fue muy fuerte, que tumbó muchos árboles, luego se soltó el aguacero, a cántaros, con vientos huracanados. Sin embargo, gracias a Dios, no hay hechos que lamentar, afortunadamente no hubo heridos o muertos”, narró un habitante del corregimiento, ubicado a 40 minutos del casco urbano de Barrancabermeja.

La gente asustada trataba de guarecerse, algunos con camándula en mano rezaban y pedían a su Dios que los librara de todo mal, rogaban a la deidad que calmara la tempestad; tuvieron que repetir varias veces el rosario, para que el vendaval amainara. hora y media después la calma empezó a retornar, y en ese momento todos pudieron salir de sus casas, para dar cuenta de “lo que el viento se llevó”.

Según expertos, una corriente de aire caliente se mezcló con una corriente de aire frío, coctel climático que generó el sorprendente vendaval.

El restaurante de la señora Marcela Jiménez, de 52 años, sufrió daños.

Desde 2010, Jiménez prepara desayunos, almuerzos y comidas, que degustan los trabajadores que construyen la Ruta del Cacao, transportadores y viajeros, que se desplazan en la vía Barrancabermeja – Bucaramanga.

Los fuertes vientos le arrancaron el techo de su negocio, pero también el de su casa.

“Empezó una brisa fuerte, luego la tempestad y luego un remolino que levantó el techo. Yo estaba muy asustada, a uno le da mucho miedo, de ver como se soltaban las tejas, los amarres, todo empezó a volar y a caer. Estaba con mi hija, mis nietos, mis sobrinos y hermanos, todos corrieron.

Pero al igual que ella, a la señora María Argelia Pérez se le destechó la casa y se le cayó una pared, le tocó ir a pedir posada en casa de los vecinos.

El fuerte viento le arrancó 20 láminas de zinc a la casa de don Eduardo Acevedo.

También resultaron afectadas las viviendas de Deisy Triviño, Jhon Barrera y Ceferino Garay. Un árbol cayó sobre una vivienda en construcción, tumbó el techo y algunas paredes.

Ayuda humanitaria

Ramón Padilla, funcionario de la Secretaría de Medio Ambiente y miembro de Gestión del Riesgo, informó que ocho viviendas resultaron afectadas, cuatro de ellas destechadas. “Algunas familias perdieron colchonetas, enseres. A los damnificados se les entregará materiales para que reconstruyan sus techos, láminas de zinc y tejas, elementos de aseo y cocina, mercados y colchonetas. Habrá ayuda humanitaria. Vale la pena aclarar que a las personas que no se les entrega este tipo de ayuda, es porque sus viviendas no cuentan con las escrituras legales”, manifestó el funcionario.

Fuente: Vanguardia

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