El asesinato de Jhony Alonso Orjuela Pardo, uno de los dueños de la cadena de negocios Surtifruver de la Sabana, es de esas historias trágicas, como de novela, que no dejan de sorprender cada vez que se descubre un nuevo capítulo.
Orjuela Pardo murió a manos de sicarios el pasado 20 de octubre en la autopista Norte con calle 178 de Bogotá, cuando cumplía una cita a ciegas. Una misteriosa mujer fue el señuelo para ultimarlo.
Su homicidio, según la Fiscalía, está enlazado con intereses mezquinos de orden económico, en los que estarían comprometidas las Farc, además de una pieza pasional en la que se nombra a la viuda.
Lo que contó la Fiscalía en la imputación de cargos al primer capturado por este crimen, Mauricio Parra Rodríguez, señalado determinador de su muerte, es que esta persona cumplió una orden directa de Hernán Darío Velásquez, alias el Paisa –exjefe de la columna móvil Teofilo Forero de las Farc–.
Mauricio Parra, a quien en la guerrilla llamaban el ‘Quesero’ –aseguró la Fiscalía–, tenía la terminante misión de comprar los negocios Surtifruver en Bogotá, y, como Orjuela Pardo se negó a vender esta empresa, esto sentenció su muerte.
“El ‘Paisa’ le dio la orden a Mauricio Parra de presionar a Alonso Orjuela porque necesitaba legalizar su plata en sus negocios apenas se desmovilizara. Ante su negativa, planeó enviarle a una guerrillera llamada la ‘Paisa’ para que lo enamorara”, dijo el fiscal del caso.
El plan del jefe guerrillero se puso en marcha con unos mensajes de WhatsApp: “Amor, sí te llegó la consignación?” Este entró el primero de octubre, 19 días antes del crimen.
“Y el señor Alonso Orjuela, al mirar la foto del perfil, le responde que está equivocada. Empieza allí una conversación amigable, hasta el punto de intercambiar fotografías”.
El empresario guardó el contacto en su celular como ‘Sofi Bogotá’. Y con ella acordó su última cita, a las 7 de la noche del fatídico 20 de octubre. “Contó un vigilante de la zona que, esa noche, apenas llegó, se le acercó a una mujer, que por supuesto no era”, contó el fiscal.
Agregó que la escogida por el ‘Paisa’ para “enganchar” a Orjuela es una “joven con medidas de reina, cejas pobladas, cabello negro hasta la cintura, delgada y con un lunar en la frente”, detalló el fiscal. ‘Sofi Bogotá’, con la foto que quedó guardada en el celular de la víctima, es buscada por los investigadores que le siguen la pista.
En principio, la misión de ‘Sofi’ fue la de cautivar al empresario con sus encantos y así convencerlo para que dejara entrar la plata de las Farc en sus firmas.
Sin embargo, Parra tomó la más funesta de las decisiones: dejarlo a merced de un par de sicarios.
Su idea no fue otra que la de conquistar a Cecilia Rueda, la viuda, para así tener el poder que ella heredaría con sus tres hijos, del 55 por ciento de las acciones de la empresa. Ya estaba a punto de lograrlo, si la Fiscalía no se hubiera interpuesto en su camino. Parra le ofreció matrimonio a la viuda, con boda, en diciembre de este año.
Este fue su plan B, porque el primero fue el de filtrarse como accionista con un 30 por ciento de las acciones en un cultivo de arándanos que sembraron en Usme, sur de Bogotá. Una maquinación que no le resultó, la de ganarse la confianza del comerciante. Es más, supo a través de Cecilia Rueda que Orjuela había decidido sacarlo de esa sociedad que arrancó en 2014. Desde la recolección de la primera cosecha empezaron las diferencias, contó un testigo.
“Tuvieron discusiones airadas, fuertes, hasta el punto de que Orjuela dijo que ya no lo quería como socio”, dijo un allegado.
Cómo cayó el ‘Quesero’
El testimonio de un desmovilizado fue clave. Esta persona abrió con su declaración jurada del 24 de julio de este año una brecha amplia en la investigación.
¿Quién fue ese testigo? El exguerrillero Fernando Bahamón –exjefe de seguridad de la Teófilo Forero–, el mismo que encendió el ventilador, hace 9 años desde su lugar de reclusión, en contra del excongresista Luis Fernando Almario, a quien acusó de haber acordado con las Farc el asesinato de los Turbay Cote en el 2000.
Bahamón, desmovilizado el 18 de abril de 2005, juró ante un fiscal que apenas se enteró de que habían matado al dueño de Surtifruver, inmediatamente supo quiénes habían sido los responsables.
Aseguró que un mes antes del crimen se había encontrado en el centro comercial Iserra 100 con Parra, quien iba acompañado de la ‘Paisa’, la misma que lo contactó por WhatsApp. “Me llevó a un lado y me ofreció 20 millones de pesos para que matara al dueño de Surtifruver. Le respondí que ya no hacía parte de las Farc y ya había terminado mi actividad delincuencial”, contó Bahamón. Se despidieron y Parra le regaló 200.000 pesos.
Cuando conoció lo del asesinato –dijo el fiscal delegado–, viajó al Huila en busca de sus excompañeros guerrilleros y allí le confirmaron que quien pagó por el crimen de Orjuela había sido Parra. Esto lo ratificó otra desmovilizada, alias la Pecosa.
Un exguerrillero les contó a los investigadores que alias Faber, un disidente, fue quien viajó a Bogotá a cobrar la plata por la ‘vuelta’, y que Parra le pagó.
El testaferro de las Farc
Desmovilizados lo acusaron del homicidio.
A Mauricio Parra Rodríguez o el ‘Quesero’ lo capturaron las autoridades el pasado 2 de septiembre en el aeropuerto El Dorado, junto a su hija, Paola Andrea Parra Marín, quien tenía un viaje de estudios a México. A ambos los acusa la Fiscalía de lavado de activos provenientes del narcotráfico.
Según desmovilizados de las Farc, el ‘Quesero’ se convirtió en hombre de confianza del ‘Paisa’ durante la zona de distensión, en el gobierno de Andrés Pastrana. Allí llegó con elementos de aseo y combustible. De regreso traía buena cantidad de queso y yuca de la zona, de donde sacaba además cocaína, según las autoridades.
LEO MEDINA JIMÉNEZ
Redacción Justicia
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FUENTE EL TIEMPO