Este sábado, 30 de diciembre, se cumple el plazo para que empresarios y trabajadores lleguen a un acuerdo sobre el ajuste al salario mínimo legal para 2018, que actualmente se ubica en $737.717.
De momento persisten diferencias sustanciales entre las exigencias de los trabajadores, que apuntan a un incremento del 9% anual ($804 mil), y los empresarios, cuyos ofrecimientos están alrededor de 5,1% ($775 mil). En ese sentido, es posible que no se llegue a un acuerdo, en cuyo caso sería el Gobierno el que determine finalmente el ajuste del salario mínimo para el próximo año.
Al respecto, investigadores económicos del Grupo Bancolombia, quienes realizaron un análisis sobre el incremento que podría tener el salario mínimo, aseguran que solo en cuatro de los últimos 18 años el mínimo fue producto de un consenso. La última oportunidad en que esto ocurrió fue en 2014.
Factores
Vale la pena recordar que según la Ley 278 de 1996, de no alcanzarse un acuerdo, el ajuste debe realizarse en función de la inflación, el crecimiento del PIB, la contribución de los salarios al ingreso y de la productividad laboral.
Puntos de referencia
Con el fin de aproximarnos al nivel de referencia que pueda tener el Gobierno para el incremento del salario mínimo, los investigadores realizaron un ejercicio en el que tuvieron en cuenta la inflación esperada para cierre de 2017 y 2018 y la relación entre PIB y población ocupada como proxy de productividad laboral.
En materia de inflación, el punto de partida es inferior al de los dos años anteriores. Se espera que la inflación de cierre de 2017 sea 4,08%, en tanto que el próximo año se consolidaría una senda de moderación hasta 3,5%. Por tanto, el techo en materia de ajuste sobre el poder adquisitivo de los hogares no debería superar el 4,1%.
De otro lado, la información más reciente sugiere que el avance en la productividad laboral de 2017 fue cercano a 0,5%, inferior al de los últimos años. No obstante, reconocen que la forma de calcular dicha cifra podría llevar a subestimar la productividad laboral al no separar el efecto del capital.
Resaltan que las cifras de inversión, de utilización de capacidad instalada frente a la producción de la industria y la fuerte depreciación de los últimos años, junto con expectativas de apreciación por parte de algunos empresarios, dan indicios para pensar que la productividad del capital ha caído.
Por lo tanto, identifican un piso de 0,5% del aporte al incremento del salario mínimo ligado a la productividad laboral.
Con base en lo anterior, los investigadores consideran que desde una perspectiva técnica, el salario mínimo debería incrementarse en 4,6% para 2018. Sin embargo, teniendo que las ofertas iniciales de los empresarios están 0,5 pp por encima de dicho nivel, creen que el ajuste final sería ligeramente superior. En este sentido, la expectativa es que el ajuste en el salario mínimo para el próximo año sea de 5,3%, lo que implicaría una revisión inferior en 1,7 pps a la de los dos años anteriores.
VANGUARDIA