Una pareja de alemanes y otra de argentinos pasando fin de año cerca a unas cascadas en Morelia. Una aerolínea que vuelve a volar a San Vicente del Caguán. Taxis que hacen viajes de noche para llevar gente de un municipio a otro cuando antes solo se podía hasta las seis de la tarde. Un grupo de turistas colombianos y extranjeros de visita en una de las antiguas zonas veredales de la Farc con almuerzo y tour incluído. Hoteles abriendo sus puertas y reservas ecoturísticas certificandose.
Son las caras de un boom que está viviendo Caquetá, un departamento que por décadas fue la retaguardia histórica de las Farc y el sinónimo de la guerra para muchos colombianos en las grandes ciudades, y al que ahora llegan turistas a preguntar por sus impresionantes paisajes.
El boom
Aunque todavía no hay cifras oficiales sobre cómo se movieron los turistas durante fin de año porque el ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Mincit, no ha contado aún el período de vacaciones, en Caquetá varios dueños de hoteles y reservas ecológicas con los que habló La Silla Sur nos dijeron que recibieron turistas como nunca antes.
“En el fin de año de 2016 yo llegué a atender como a cien turistas y para este último fin de año me llegaron unas mil”, nos contó Iván Salazar, dueño de la Reserva Natural y Ecoturística El Danubio, entre Morelia y Florencia, famosa por sus senderos y cascadas. “Me vino gente de Argentina, Italia, Alemania y también de acá de Medellín y Cali”, agregó.
Dufrán Macías, dueño de ‘La Calera’, un restaurante conocido en Florencia y que además tiene posada con capacidad para 18 personas la noche, nos dijo que no tuvo ni una sola cama vacía del 20 de diciembre al 6 de enero. “El fin de año de 2016 me llegó una familia el 24 de diciembre y otra del 29 al 2 de enero. De resto, solo. Ahorita fue otra cosa, impresionante”.
Macías también nos contó que el dueño de uno de los sitios más turísticos en Caquetá, que es el ‘Ferry Marco Polo’ sobre el río Orteguaza, le fue tan bien en el fin de año que está pensando comprar un ferry nuevo para sus próximos visitantes.
Lo mismo pasó en municipios como Belén de los Andaquíes, al sur de Caquetá. “La gente con eso de la resolución del conflicto se está viniendo a conocer esta parte. A la reserva llegaron a quedarse en diciembre entre 50 y 60 personas, el triple que en años pasados”, nos dijo Kenis Capera, director operativo de la agencia de turismo ‘Rutas Andaquí’ y dueño de la posada ‘Los Andaquíes’.
El cambio también se nota en decisiones como la de Satena, la aerolínea del Estado, que luego de tres años de suspender operaciones por el bajo tráfico y los problemas de orden público, reanudó hace quince días los vuelos a San Vicente del Caguán, que fue por años el refugio de la columna móvil Teófilo Forero.
Todos los martes y sábados un avión ATR con capacidad para 48 pasajeros está volando hasta allá.
El primer vuelo salió lleno y los otros han salido todos con más de la mitad de los pasajeros, le contaba a La Silla Sur Juan Carlos Gutiérrez, el director comercial de la aerolínea. “Ojalá podamos tener más adelante frecuencia diaria. Por ahora yo creo que esto es un mensaje para decirle a Colombia que si Satena está volando, las condiciones son favorables para que cualquiera vaya”, agregó.
Es un fenómeno que viene en ascenso y que hasta ahora ha atraído a más viajeros de acá que de afuera del país.
De acuerdo con las cifras más recientes que tiene el Mincit y que le pasaron a La Silla, entre enero y octubre de 2017 habían contado 38 mil visitantes colombianos a Caquetá. Eso es casi dos mil más que en el mismo tiempo en 2016. En cambio a noviembre del año pasado habían llegado 454 viajeros de otros países. Cifra que en todo caso es un 23 por ciento más que en el mismo periodo del 2016.
La oleada de turistas está disparando al sector hotelero.
Juan Carlos Rojas, el presidente de la Cámara de Comercio de Florencia, nos dijo que en total hay 94 hoteles registrados en todo el departamento. Once de esos hoteles abrieron sus puertas en 2017 (dos en Cartagena del Chairá, uno en San Vicente del Caguán, uno en Belén de los Andaquíes, otro en Doncello y el resto en Florencia, la capital).
Y este año solo en Florencia hay cuatro hoteles más en construcción. Uno de ellos de ocho pisos, cuando lo más alto en la ciudad son edificios de cinco o máximo seis.
Además de los hoteles, también está naciendo un nuevo turismo, impulsado por la transición de las Farc.
El turismo fariano
En La Montañita, un municipio a media hora de Florencia donde el Gobierno montó la zona veredal de ‘Agua Bonita’ desde comienzos del año pasado para que miembros del bloque sur de la guerrilla dejaran las armas, está comenzando a darse un turismo impulsado por conocer su forma de vida y su transición a partido político.
Así nos los contó Alfonso Ovalle, dueño de la Reserva Ecoturística Las Dalias y asesor de la alcaldía en turismo. Según él, hoy hay diez miembros de la Farc en el comité de turismo del municipio, a quienes quieren capacitar para que hagan tours al barrio donde viven los excombatientes.
De hecho, ya hicieron el primer viaje. Llevaron a un grupo de veinte turistas hasta el barrio fariano. “Ellos le cobran entre 30 mil o 40 mil pesos a los turistas el día para que conozcan los proyectos productivos y almuercen allá”, nos contó Ovalle.
“Nosotros estamos muy interesados en tratar ese tema”, le dijo también a La Silla Sur Federico Montes, un excombatiente que ha liderado los proyectos productivos allí. “Se que también se está capacitando gente en Miravalle”, agregó. Miravalle es el espacio de capacitación de San Vicente del Caguán.
Todo este boom plantea desde ya unos retos grandes para los caqueteños.
Los desafíos
Uno de los desafíos más grandes, según la mayoría de fuentes con las que hablamos para esta historia, es que muchos de los atractivos turísticos, que estaban vedados por el conflicto, no están preparados para recibir tantos visitantes, lo que genera un impacto ambiental en ecosistemas que las Farc, como táctica de guerra, conservaron.
Por ejemplo, eso ya comenzó a pasar en las cascadas de Anayacito, en el municipio de Doncello, donde antes era imposible ir por la guerrilla, y ahora están llegando turistas que están contaminando la cascada.
El otro desafío es que aunque cada vez hay más hoteles, muy pocos cumplen con estándares calidad. De los 94 que hay en el Registro Único de Turismo, apenas tres están certificados por institutos de calidad como Icontec.
Y un tercer desafío que anticipan desde ahora algunos dueños de hoteles ecoturísticos es que con los ojos de las petroleras puestos en el departamento luego de la firma del Acuerdo de Paz, la entrada de estas multinacionales les dañe el negocio.
Según cifras de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, en Caquetá se han adjudicado 43 bloques petroleros que suman más de 65 mil kilómetros cuadrados. Eso es el 73 por ciento de todo el territorio del departamento.
Aunque tener un bloque petrolero es apenas el primer paso para arrancar a explorar, el temor de dueños de reservas ecoturísticas como Iván Salazar, es que sí más adelante les dan licencia para explotar, pierda su trabajo.
Porque su reserva queda justo en el bloque Nogal, entre los municipios de Morelia, Milán y Valparaíso, donde como ha contado La Silla, ya van dos veces en que la comunidad se le ha plantado a la petrolera china Emerald Energy, para que sus camiones no entren a explorar.
Pero aún con esos desafíos a cuestas, para todos los caqueteños con los que hablamos, es una dicha que la mayoría de los visitantes ya no pregunten por la guerra, sino por cual es el río o la cascada más imperdible a la que hay que ir.
Fuente: lasillavacia.com
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