Tras analizar el aire a fondo entre 2011 y 2014, en cuatro de las principales ciudades del país, incluida Bucaramanga, ayer fue lanzada en el Ministerio de Ambiente, la nueva norma de calidad de aire para Colombia.
En este estudio, denominado ‘Efecto a corto plazo de la contaminación del aire sobre la morbilidad atendida por enfermedades respiratorias y cardiocerebrovasculares en Colombia 2011-2014: un análisis de serie de tiempo multi-ciudad’, participó la UIS, Universidad Industrial de Santander, por intermedio de la investigadora de la Escuela de Medicina en Salud Pública, Laura Andrea Rodríguez Villamizar.
Según la experta, la evaluación de los contaminantes se hizo con base en el criterio del Sistema de Vigilancia de Calidad del Aire, SVCA, de las cuatro ciudades Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga, para: monóxido de carbono (CO), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2), ozono (O3), y material particulado de diámetro aerodinámico inferior a 10 y 2.5 micras (PM10 y PM2.5, respectivamente).
“Lo que buscábamos saber era cuánto era el efecto de cada contaminante sobre el aumento en las consultas de Urgencias para cada uno de los grupos de enfermedades: respiratorias (infecciones, asma, enfermedad pulmonar obstructiva); cardiovasculares (Infarto, disritmias, falla cardíaca) o enfermedades cerebrovasculares (derrame cerebral)”, argumentó la investigadora Rodríguez Villamizar.
Resultados locales
Las mayores concentraciones promedio que afectan a la capital santandereana se evidenciaron para cambios en concentraciones de SO2, O3 y PM10 sobre enfermedades cerebrovasculares en adultos, las cuales se asocian con incrementos de 17%, 11% y 10%, respectivamente, en las consultas de Urgencias.
Para el caso de PM10 sobre enfermedades cardiovasculares en adultos, se encontró un incremento en consultas de Urgencias del 6%.
Y para el SO2 con relación a las enfermedades respiratorias en menores de 5 años, el incremento en consultas de Urgencias encontrado fue del 8%.
“Los efectos son diferentes en cada ciudad, a excepción de los menores de cinco años, quienes en todas las ciudades coincide en que son los más afectados por la contaminación. Un caso puntual encontrado en esta ciudad, es que las emisiones de gases industriales y de los vehículos combinados con las fuertes emisiones solares, producen un efecto por ozono secundario (diferente al de la atmósfera) que afecta a la población adulta joven entre 45 y 60 años, tema que no era estudiado antes”, explicó la experta Rodríguez Villamizar.
Norma nacional
Tras presentar este estudio, la investigadora dice que el Estado estableció niveles permisibles en Colombia, que siguen siendo laxos con respecto a las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo cual cualquier variación en los niveles encontrados en la ciudad, aunque se muestran cumpliendo la norma nacional, se refleja inmediatamente en problemas para la salud de la población.
“Los niveles establecidos por el Ministerio siguen siendo nocivos, sin embargo, establecen una meta para reducirlos un 40% hacia el 2030, con el fin de que se llegue a un mejor equilibrio en beneficio de la salud pública”, concluyó la experta.
VANGUARDIA