Considerada el Séptimo continente, la Antártida es el único territorio del planeta aún no colonizado por el hombre. Con una superficie de más de 14 millones de kilómetros cuadrados, su población oscila entre mil y cinco mil habitantes, en invierno y verano respectivamente. Todos se concentran en las 65 bases científicas (42 de ellas son permanentes) que hay repartidas por el continente. El resto está vacío.
Los intereses científicos, junto con un creciente turismo, actualmente estimado en 50.000 visitas al año, y un testimonial uso deportivo por una docena anual de exploradores y alpinistas, son las razones de la presencia humana en la Antártida.
El continente helado carece de Gobierno, es regido por los preceptos del Tratado Antártico, firmado en 1959 y al que se han adherido hasta la fecha 28 países. Los estados firmantes se comprometen a no construir bases de uso militar, no mantener población permanente, ni tampoco reclamaciones territoriales así como no realizar ninguna actividad perjudicial para su medio natural. Es difícil predecir si en 2041, fecha en que expira la vigencia del Tratado Antártico, las principales naciones del mundo lo prolongarán o permitirán que se caduque para comenzar la explotación de los fabulosos recursos minerales y biológicos que encierra su territorio.
Recubierta por una masa de hielo de dos kilómetros y medio de espesor medio, que en algunas zonas desborda los límites de la tierra antártica, invadiendo áreas marítimas colindantes. Esto hace que conserve el 80 por ciento del agua dulce del mundo. La temperatura media del mes más calido es de 0º y la medición más extrema se tomó en la base rusa Vostk el 21 de julio de 1983, en pleno invierno antártico, descendiendo el termómero a –89’3º C. El calentamiento global que hace que cada temporada se desgajen témpanos de las plataformas glaciares de mayor tamaño y que las especies animales tengan que desplazarse de sus tradicionales áreas, junto con el aumento del agujero del ozono en la atmósfera situado encima suyo, son sus principales problemas ambientales.
El pasado verano austral visitaron el continente antártico unas 50.000 personas. Según los datos de la Coalición de la Antártida y el Océano Sur, ASOC (en donde se integran 200 organizaciones conservacionistas de casi 50 países), hace 20 años, en la temporada 1990-91 estuvieron en la Antártica 4.698 turistas.
El primer crucero que visitó la Antártida fue en 1958. Llegó con la centésima parte de los turistas que medio siglo después invaden ciertas partes del continente helado, en especial la península Antártica, la más cercana a América del Sur. Algunos de los cruceros que navegan por estas aguas acarrean un pasaje de más de 3.500 visitantes.
La International Association of Antarctic Tour Operators (IAATO), fundada en 1991 y que integra a la mayoría de las empresas y asociaciones que visitan la Antártida con turistas, ha establecido unas normas de comportamiento para el territorio antártico de obligado cumplimiento: evitar acercarse a cualquier animal a menos de 4,5 metros, evitar hacer ruido y mucho menos asustar o perturbar a cualquier animal son las más conocidas de las 170 normas, que incluyen no llevarse nada, desinfectar el calzado al entrar y salir de los barcos y no pisar suelo antártico fuera de los escasos lugares establecidos.
ELMUNDO
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